Sergio Leone

Sergio Leone, cineasta de la recuperación italiana de la industria fílmica y entre otros fue iniciador de la recuperación de temas clásicos de la cinematografía, basados en la glorias de la antigua legendaria romana, una visión americanizada de la historia antigua sensualizada destacando el físico y la vestimenta reveladora de los pueblos históricos. Leone se inició como director con películas como Hércules a la conquista de la Atlántida o La legión de los Césares, firmando como Vittorio Cottafavi. Tocó a Leone la época de recuperación fílmica de los italianos y el surgimiento de Cinecita, los estudios erigidos en la antigua Roma por el auge del interés mundial por los temas bíblicos y de mitología clásica en el mercado internacional y al mismo tiempo de migración de estrellas y producciones estadounidenses hacia Europa. Es el tiempo de búsqueda de nuevos horizontes profesionales por artistas consagrados y noveles de Hollywood como Víctor Mature, Lex Barker y el joven Clint Eastwood. Creó una versión sensualista para lucir el cuerpo humano y mostrar los mitos griegos despojados de la solemnidad trágica y acudir a su versión romana, más cotidiana y festiva de la época imperial. Justamente con el péplum Sergio Leone realiza un cine de calidad dentro de las inmensas limitaciones para el cine fantástico de la época, en la propia Italia su Hércules resulta un personaje desenfadado y anti solemne a la manera de los relatos ejemplares del imperio, cuando menos su trabajo en Italia puesto que expandió su trabajo a coproducciones con España y Alemania donde su narrativa era muy diferente, empeñada en acentuar la sensualidad y el materialismo avaricioso en tramas y personajes. Con este cine que podríamos llamar transeuropeo de posguerra, se fue creando una tendencia a la sátira histórica que terminaría por dar pie a la aparición de un subgénero derivado del western estadounidense cada vez más violento explotador de los espacios abiertos de Almería y el norte de África, con una versión de tramas muy diferente de la auto complacencia histórica cultivada por Hollywood y presentando al “lejano oeste” en tanto cuna de ambiciones desaforadas y torvos personajes lejanamente americanos. Inspirado por la película Yojimbo, de Akira Kurosawa, Sergio Leone filma Por un puñado de dólares, con Clint Eastwood como un pistolero sin nombre enredado en la lucha por el poder de dos familias México-americanas en la zona fronteriza; con Gian María Volontè como un extraño sádico ambicioso e hispanizado cabeza de clan texicano que utiliza a los soldados de la Revolución mexicana y a ésta como telón de fondo para sus trapacerías infructuosas por la intervención del pistolero rubio de Eastwood.  Con “Por unos dólares” más  Leone introduce a un personaje singular para lo que se convertirá en una trilogía de lo que será llamado spaguetti western, el frío y calculador personaje militar de “ojos brillantes” encarnado por Lee Van Cleef, al que establecerá como rival perfecto para el rubio sin nombre de Eastwood, y el aliado perfecto contra el maquiavélico Volontè y complemento de supremacía racial organizando robos en El Paso, Texas. Como una exploración del tema histórico en el conflicto mexicano Leone llevó a la pantalla Los héroes de Mesa Verde, ahora con Rod Steiger y James Coburn como una pareja de mercenarios en el conflicto de 1910 y por primera vez ensaya enlazar a los personajes mexicanos, tradicionalmente negativos en el western estadounidense, con una visión de clase y como víctimas de la historia dominada por el expansionismo capitalista. Quizá el interés por el western americano apareció en Leone por su colaboración con Robert Aldrich en Sodoma y Gomorra, una de esas cintas de producción europea persiguiendo las fórmulas del cine bíblico norteamericano, realizada por Aldrich en su etapa reflexiva poco después de realizar Último atardecer, pero indudablemente algo tuvo que ver con la visión “norafricana” de los pueblitos “mexicanos” que aparecen en Por unos dólares más. Todavía realiza Leone algunas incursiones en el péplum, como en El coloso de Rodas, pero a finales de la década de los sesenta culmina su trilogía del pistolero sin nombre con El bueno, el malo y el feo, primera que se exhibe oficialmente en México y culminación de la presentación de su idea de la historia americana que genera el término spaghetti western para un estilo singular donde expone la relación profundamente ambivalente entre mexicanos y estadounidenses a través del personaje Tuco, de Eli Wallach, profundamente ubicada en la dinámica hegeliana del amo y el esclavo. 

Esta dinámica de las relaciones entre dos culturas será el motivo principal del western italiano, pero sobre todo es un replantear la visión autocomplaciente de la cultura estadounidense expandida por el western americano tradicional, especialmente la mirada impuesta por creadores como John Ford y Raoul Walsh concentrada en el mito romántico de una expansión basada en el convencimiento de imponer la civilización y la razón cristiana, luterana y calvinista, y la superioridad cultural anglosajona por encima de la raíz latina, en manos de Leone los personajes latinos (Tuco, su hermano sacerdote y los bandidos dispersos en la guerra civil) asumen un carácter crudo y picaresco muy cercano a la literatura mediterránea renacentista, en contraste sus personajes angloamericanos (el pistolero sin nombre, ojos brillantes o el militar encargado del puente) son conquistadores vacíos y calculadores, desesperados sin más proyección individual que su materialismo vacío y concreto. Henry Fonda, Claudia Cardinale, Sergio Leone, Charles Bronson y Jason Robards en el rodaje de Érase una vez en el oeste Más allá de todo esto Leone llega a la proposición de una revancha histórica en su siguiente película: Érase una vez en el Oeste; entonada en términos iguales al singular western de William Wellman: Conciencias muertas, además con la misma estrella original, Henry Fonda, aunado a un reparto extraordinario con Charles Bronson, Jason Robards Jr. y  Claudia Cardinale. Una historia de venganza dedicada a socavar el mayor mito fundacional del western: el valor del ferrocarril como unificador de la civilización norteamericana, descubre una revancha maquiavélica que solamente alcanza referencias en el género a través de Sam Peckinpah. Una vez exhibida Erase una vez en el oeste Leone inició nuevos proyectos a partir de la novela The Hoods,  de Harry Grey y su primer inconveniente fue adecuarla a los tiempos de exhibición en sala, la complejidad de su trama exigió una enorme adaptación detallada que diera sentido a su relación con la exploración histórica del western y finalmente se realizó en dos partes con más de tres horas totales de duración y con el título de Érase una vez en América. En el ínterin Clint Eastwood restableció su presencia en Hollywood y se puso en manos de nuevos directores; con Ted Post filmó La marca de la horca  todavía en el estilo revisionista del western italiano a más de Mágnum 44, que siguió con participar con Don Siegel en Harry el sucio para formar una trilogía acerca de las decepciones y la corrupción policiaca en la vida citadina, películas que serán cruciales para su futura carrera como director. Difícil y todo Erase una vez en América resulta una nueva comprensión de la historia estadounidense no declarada previamente en cine, un rompecabezas cuyo sujeto no se constriñe a lo norteamericano sino pretende expandirse al “sistema’ y Leone propone el análisis, pero quedaba mucho por hacer y antes de partir el italiano preparaba una nueva propuesta: el sitio de Stalingrado. Con Clint Eastwood metido a la dirección los huecos del silencio voluntario en la historia vista por el cine, con y sin el western, se han ido llenando en cierto afán de conciencia nacional auténtica, ayudado por la crudeza de análisis el californiano ha contribuido mejor que cualquiera otro a un sano auto examen que incluso fomenta la muerte del western.

FILMOGRAFIA SELECTA:

1959 – Los últimos días de Pompella

1961 – El coloso de rodas

1964 – Por un puñado de dólares

1965 – La muerte tenía un precio

1966 – El bueno, el feo y el malo

1968 – Hasta que llego su  hora

1971 – Agachate maldito

1973 – Mi nombre es ninguno

1984 -Erase una vez America

1985 – El jinete pálido

VIDEO FILMOGRAFÍA:

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