Tarzan de los monos (1932)

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En cierto modo, Tarzán vendría a ser lo que los antropólogos denominan un Homo ferus, un ser humano criado en la selva y que, sin perder del todo sus cualidades humanas, vivía entre los animales como uno más. La obra de Itard y la extraordinaria historia de Víctor inspirarían mucho después uno de los films más hermosos de la cinematografía francesa, EL PEQUEÑO SALVAJE (L´ENFANT SAUVAGE, Francois Truffaut, 1970). No parece probable que Burroughs conociera la obra de Itard. En todo caso, en el supuesto de que la conociese, pasó olímpicamente de ella. Su relato acerca del proceso de supervivencia y adaptación de un niño a la vida en la selva es tremendamente fantasioso pues, de haber existido realmente, su Tarzán se habría parecido más a Víctor, el animal con forma humana, que al personaje popularizado por el cine. Sea como fuere, la odisea de Tarzán prosiguió en veintiséis libros más, que igualaron el éxito de TARZÁN, EL HOMBRE MONO. La traslación a la pantalla de las aventuras de tan singular héroe estaba cantada. El actor que mejor encarno a Tarzan sin duda fue un nadador olímpico estadounidense de origen Húngaro llamado » Johnny Weissmuller «.

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