Claudia Cardinale, una de las musas del cine italiano más reconocidas a nivel mundial, nació el 15 de abril de 1938 en Túnez, entonces una colonia francesa. Su verdadero nombre es Claude Joséphine Rose Cardinale, pero adoptó el nombre artístico de Claudia Cardinale al comenzar su carrera en el cine. Criada en un ambiente multicultural, Claudia creció hablando tanto italiano como francés, lo que más tarde le permitiría trabajar en diversas producciones tanto en Italia como en Francia. Su belleza mediterránea y su talento como actriz la convirtieron en una figura icónica durante la edad de oro del cine italiano. El camino hacia el estrellato de Cardinale comenzó en su adolescencia cuando ganó un concurso de belleza en Túnez. Esto la llevó a ser descubierta por el director de cine italiano Franco Cristaldi, quien la llevó a Roma y la introducción en la industria cinematográfica. Su debut en el cine italiano fue en 1958, en la película «Goha», dirigida por Jacques Baratier. Sin embargo, fue su papel en «Rocco y sus hermanos» (1960), dirigida por Luchino Visconti, lo que realmente la lanzó a la fama internacional. Interpretando a una mujer de origen campesina en una historia de migración y lucha familiar, Cardinale demostró su versatilidad como actriz y capturó la atención del mundo del cine. La década de 1960 fue el apogeo de la carrera de Cardinale. Participó en una serie de películas aclamadas tanto en Italia como en el extranjero, trabajando con algunos de los directores más importantes de la época, como Federico Fellini, Sergio Leone y Visconti, entre otros. Su papel en «El Gatopardo» (1963), dirigida por Visconti y protagonizada por Burt Lancaster y Alain Delon, la consagró como una de las principales actrices del cine europeo. Además de su talento como actriz dramática, Cardinale demostró ser una hábil intérprete de comedias y películas de aventuras. Su belleza y carisma la convirtió en un ícono de la moda y el cine en la década de 1960, y su imagen apareció en revistas de todo el mundo. A lo largo de su carrera, Cardinale ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su trabajo en el cine. Ganó el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes en 1963 por su papel en «Los Compadres», dirigida por Alberto Lattuada.
También recibió el premio Globo de Oro en 1965 por su actuación en «Las Chicas» de Boccaccio. A medida que el cine italiano experimentó cambios en las décadas de 1970 y 1980, Cardinale continuó trabajando en una variedad de proyectos tanto en Europa como en Hollywood. Aunque su presencia en la pantalla grande disminuyó en las décadas posteriores, ella seguía siendo una figura venerada en la industria del cine. Fuera de su carrera cinematográfica, Cardinale también ha sido activa en causas humanitarias y políticas. Ha apoyado los derechos de las mujeres y ha sido una defensora de los derechos de los inmigrantes, inspirada en su propia experiencia de crecer en un entorno multicultural. En la actualidad, Claudia Cardinale sigue siendo una leyenda viva del cine italiano, recordada por su belleza, talento y contribuciones a la industria del cine. A lo largo de su carrera, ha dejado un legado duradero y sigue siendo una inspiración para las generaciones futuras de actores y actrices.