Alan Ladd

Alan Walbridge Ladd nacio en Hot Springs (Arkansas), el 3 de septiembre de 1913 y fallecido en Palm Springs (California), el 29 de enero de 1964. Criado en California, donde despuntó en la universidad como un atleta nato (campeón de natación y corredor de fondo), ejerció toda clase de oficios (salvavidas, gasolinero, vendedor de perritos calientes) antes de llegar a Hollywood. Allí debutó, como simple figurante y extra, en la Universal, donde intervino en multitud de filmes, y fue radiofonista, uno de los mejores en la edad de oro de la radio (llegó a tener hasta 20 emisiones diferentes semanales). Sus participaciones en los filmes cada vez eran más continuas y de mayor duración, pero su físico impedía que los productores le dieran oportunidades. Éstas llegaron, a regañadientes, pero llegaron. Fue un aventurero en títulos del estilo de Almas en el mar (1937), de Henry Hathaway, Señores del mar (1939), de Frank Lloyd, o El capitán Cautela (1940), de Richard Wallace, y un periodista de fulgurante aparición en Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles. En 1942, se casó con la ex-actriz Sue Carol, que también era su agente, la cual consiguió que Ladd fuera elegido el asesino a sueldo de El cuervo (1942), de Frank Tuttle. Este filme marcó el verdadero inicio de su carrera, su identificación con el género negro, el favor del público y la primera de una serie de películas junto a Verónica Lake (la actriz de cabello rubio platino que le tapaba el ojo, creando el peinado “peek a boo bang”). Ladd estaba espléndido en su papel de asesino a sueldo, nervioso, amable y amante de los gatos. La pareja fue amada por los fans que llenaban los cines para verlos. No fue, pues, producto de la casualidad que, cuando la Paramount abordó, en el mismo año, la segunda adaptación de la novela de Dashiell Hammett La llave de cristal, ambos resultasen insustituibles. El filme fue encargado a Stuart Heisler, que sublimó la célebre paliza que recibía Alan Ladd hasta extremos insospechados para la época. El dúo Ladd-Lake fue reunido de nuevo en 1946, con motivo de una magistral muestra de género negro, La dalia azul, de George Marshall, donde Ladd es un piloto que, al volver, se encuentra con la infidelidad de su mujer. Ella es asesinada, Ladd es sospechoso, la Lake, guapísima, se enamora del piloto. En definitiva, todos los ingredientes necesarios, perfectamente ensamblados por el guión de Raymond Chandler. Hasta 1953, Ladd fue héroe de westerns (Smith, el silencioso; Marcado por el fuego), viajó a China (1943), con Loretta Young, y a Calcuta (1947) con Gail Russel; acompañó a Deborah Kerr, en Tempestad en Oriente (1953), y a Virgina Mayo, en La novia de acero; fue un legionario francés, en La legión del desierto (1953), pero en ese año 1953 llegaría la mítica Raíces Profundas, de George Stevens. Ladd era el Shane del título original en este western de leyenda, la cima de su carrera, donde es el pistolero arrepentido que intenta olvidar su pasado, sin conseguirlo, en la granja de unos pacíficos colonos (Jean Arthur y Van Heflin). El duelo en la cantina, donde da cuenta de un malísimo Jack Palance, con el niño (desaparecido prematuramente en la adolescencia) Brandon de Wilde avisándole del peligro que viene de arriba ha quedado en los anales cinematográficos para siempre. El propio Stevens le ofreció interpretar el Jett Rink de Gigante (1956), que luego hizo de James Dean una estrella, pero lo rechazó, aceptando otros que, salvo excepciones (Rebelión en el fuerte -1954-, El rebelde orgulloso -1958-) no pasaron de mediocres. El actor que hubo de subirse a una banqueta para besar a Sofía Loren (La sirena y el delfín, 1957) murió dejando pendiente de estreno Los insaciables (1963), en la que había encarnado a un actor en decadencia, como quizá fuera él. Una sobredosis de sedantes, ingeridos durante una de sus habituales borracheras, fue la causa oficial de su muerte. En Hollywood nadie creyó que fuera accidental. Su físico no le impidió ser una de las estrellas de Hollywood. Sobre todo cuando de cine negro se habla. Con su gabardina raída, su aspecto de duro angelical (fue llamado “el ángel del cine negro”), con sus ojos azules y rubia cabellera, y la preciosa Verónica Lake en sus brazos escaló no sólo la fama, sino la leyenda.



FILMOGRAFIA:

1932: Una vez en la vida; Tom Brown of Culver.

1933: Saturday’s millions.

1936: Locuras de estudiantes.

1937: Born to the West; Almas en el mar.

1938: Así nace una fantasía; The Texans.

1939: Señores del mar.

1940: El capitán Cautela.

1942: El cuervo (Contratado para matar)

1942: La llave de cristal; El cuervo.

1943: China.

1944: El porvenir es nuestro.

1945: Fuera de la ley.

1946: La dalia azul.

1947: Calcuta; Wild Harvest.

1948: Saigón; Beyond Glory; Smith, el silencioso.

1949: El misterio de una desconocida; The Great Gatsby.

1950: Marcado a fuego.

1951: Reto a la muerte; Sólo una bandera.

1952: La novia de acero

1953: Raices profundas.

1953: Sesenta segundos de vida

1954: El caballero negro; Rebelión en el fuerte.

1955: Hell on Frisco Bay.

1956: Santiago.

1957: La sirena y el delfín.

1958: El rebelde orgulloso; Arizona, prisión federal.

1959: The Man in the Net.

1960: El paso de la muerte.

1961: La espada del vencedor.

1962: 13, calle Oeste.

1963: Los insaciables.




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